viernes, 13 de junio de 2008

Desesperado-desesperadito. ¡3 semanas completadas!

Ayer escribí la entrada "Razones tengo pero no me acuerdo" intentando explicar la causa por la que he recaído muchas veces antes y casi lo hago esta vez. Cuando las ganas de fumar se vuelven muy intensas, las razones por las que estás dejando de fumar simplemente ya no existen, ni recuerdas que tenías razones para dejar de fumar.

Pues bien, horas después de escribir la entrada y coincidiendo con el pico de stress laboral más alto que tengo en todo el año, hubo un momento en el que me derroté a mi mismo. Sabía que necesitaba una calada, estaba completamente convencido que una calada me iba a ayudar. Me convencí de ir a un bar a tomarme un café y comprarme un paquete de tabaco para superar dicha tensión.

Cuando llegué, me pedí el café y localicé la máquina de tabaco. Sabía que tenía cambio suficiente como para comprarme en la máquina el paquete de tabaco y el mechero. Ahí estaba, tenía el "plan planea'o" pero no lo hice.

Saqué el móvil donde tengo instalado también un quitómetro "portátil" en el que hay notas sobre lo malo que es fumar y los beneficios de dejarlo y aunque están en inglés más que menos las entiendo. Así que taza de café en una mano y móvil en otra pasé cuatro o cinco minutos.

En ese tiempo me di cuenta de que el tabaco no me iba a ayudar con la tarea que tenía que hacer, que encima, después de 3 semanas sin fumar, me iba a coger un mareo y un mal cuerpo de narices que me iba a impedir hacer lo que pretendía hacer. Me di cuenta de que realmente solo quería una calada, no un cigarrillo entero, y que comprar 20 juntos era demasiado como para luego tirar los 19 restantes sin remordimientos y sin fumármelos.

Para colmo, después de este episodio de crisis, pregunté a mis más allegados cuándo creían que cesarían los deseos de fumar y, aunque no han sido fumadores y no creo que sepan mucho de esto, me contestaron que ¡nunca!...

¿Dónde está la luz al final del túnel?

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