lunes, 2 de junio de 2008

Desmontando el concepto del tabaco como factor bohemio.



La transcripción del monólogo es la siguiente:

Hay veces en las que miro atrás
y me recuerdo feliz y humeante
como un pan recién hecho
(más bien como una carretera recién asfaltada) (humeante no implica feliz y feliz no implica que tenga que ser humeante el recuerdo)

Podía llevarme el placer a la boca
y dejar que me inundara sus más relajantes sensaciones,
(podía seguir drogándome con nicotina para calmar mi sindrome de abstinencia en cualquier sitio)
aspiraba el aroma vegetal de sus soles y
dejaba volar la imaginación a lomos de sus volutas,
me daba igual su procedencia.
Nunca le he aplicado al placer la ley de extranjería.
Americano o filipino, turco o cubano
en todos encontraba el infinito goce
de una buena bocanada de humo.
(¿goce en una bocanada de humo asfixiante? algo no me cuadra)

Siempre lo he tenido como un buen amigo,
(¿personalizar una amistad en un objeto inanimado que termina quemado y aplastado?)
me acompañó en el trabajo y en el amor.
En los momento más felices y en los difíciles.
(¡qué remedio! llevas arrastrando la adicción años y años...)

Ahora casi no puedo enseñarlo, casi no puede venir conmigo.
(No seas tan tremendista, ¡demagogo!)

Nos vemos a escondidas como los amores imposibles y desgraciados.
Nos vemos en las esquinas y en las puertas del trabajo.
(Nos vemos a escondidas como los conspiradores o los delincuentes.
Nos vemos donde menos perjudicamos a los otros)

En nombre de la salud nos han desterrado.
(Os han desterrado por respeto a los demás).

Dicen que mata, como la vida.
(Pero, ¿quién desea una muy probable muerte lenta y dolorosa?)

Y yo no me voy a quedar aquí lamentándome.
Lo quiero tanto que voy a quemarlo a bocanadas.
El que quiera que me siga.
(Sin palabras me quedo, primero incitando a la acción vía "efecto espejo", luego ¿lo quiero tanto que voy a quemarlo? son casi malos tratos al cigarrillo. Por último, "el que quiera que me siga" hay que utilizarlo cuando uno está seguro que no se está tirando por una ventana...)


Este texto puede ser considerado una obra de literatura digna de elogio. Aunque su lectura sea un acto bello, seguirá tratando sobre un veneno (la nicotina) y una adicción (el tabaquismo) que provoca más sufrimiento que felicidad.

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