Después de hacer los deberes (felicitar a mi madre), me he dado un paseo antes de comprar el pan.
5,34 kilométros que me han costado una hora y cuarto aproximadamente.
Lo más reseñable: a un viandante delante mía le ha pedido un mendigo de unos 45 años una limosna de un euro. El viandante, de su misma edad aproximadamente, le ha respondido que estaba en el paro. Después de unos segundos de vacilación y cuando el viandante pensaba que había superado la pequeña molestia, el mendigo que estaba acompañado de otro, de pie y fumando, le ha recriminado que por dejar de dar 1 euro de limosna no iba a encontrar trabajo, a lo que le viadante le ha debido responder bastante airado: "¡es que no tengo para darte!".
Y es que la situación económica está delicada. Y más delicada es la percepción que tenemos de la crisis. Aunque ya no estamos en crisis. Ya hemos corregido nuestro exceso de crédito, nuestro exceso de consumo, lo que ocurre es que ahora somos todos más pobres, tenemos menos poder adquisitivo y no podemos apalancarnos tanto como antes vía deuda.
