jueves, 8 de enero de 2009

El maldito tabaco

Parece que el tabaco sigue jugando su partida contra mi.

Últimamente me parecen cada vez más tentadoras las cajas de tabaco que la gente deja sobre la mesa del bar al que voy.

El ataque más fuerte y que más me costó resistir fue en la cena de Nochevieja. El paquete que puso mi hermano encima de mesa justo al terminar de cenar, hizo que se me saliesen,literalmente, los ojos de las órbitas.

Y cada vez que veo un paquete de tabaco desde entonces, me vuelven esas ganas de fumar.

¡Si supiera que podría estar fumando sólo 2 ó 3 cigarrillos/día! Ya los estaría fumando. Pero estoy seguro de que no sería así, si no que en 2 semanas estaría fumándome a Cristo por los pies...

Así que ajo y agua. Ya se pasará.

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